La guarida de la Escolopendra
El mundo visto por un miriópodo venenoso y escurridizo...
martes, 19 de mayo de 2015
BE AUTHENTIC, MY FRIEND
miércoles, 31 de diciembre de 2014
!Bienvenidos a Muertelandia¡
domingo, 31 de agosto de 2014
Delhi, demasiado real para ser verdad
miércoles, 23 de octubre de 2013
Namasté, homínidos, namasté...
Durante un mes entero he tenido unas visiones tan absolutamente impactantes que he necesitado casi medio año para entenderlas, ordenarlas en mi cabeza, digerirlas, y convertirlas en algo inteligible para los demás.
Era mediados de febrero, todavía hacía un frío siberiano, y mi estado de hibernación me permitía tener un acceso continuado a la vida de la humana... Pero no os equivoquéis, de emocionante no tenía nada... Eran sucesivos días de subir y bajar de trenes, trasiego de homínidos machos encorbatados y hembras de escotes imposibles , de gesto adusto y maneras de piara de jabalíes hambrientos, madrugones, prisas y cansancio.... No hace falta deciros la de veces que recé a la Diosa Escolopendra agradeciéndole haber nacido miriápodo... Pobres seres humanos, encerrados en absurdas vidas, absurdas rutinas, corriendo de un lado a otro perseguidos por el tic tac de un reloj tiránico...
Pero un día todo cambió... La humana lanzó su patético y deprimente disfraz del trabajo al cesto de la ropa sucia, y me llevó al viaje de mi vida de escolopendra... Si, hermanos insectos, arácnidos, miriápodos... He visto cosas que no creeríais... Sobre todo la estirada avispa que vive bajo el alero del tejado. Esa señoritinga de maneras aristocráticas y cinturita minúscula jamás podría aceptar como cierto lo que os voy a contar. La estrechez de su cintura es proporcional a la de su mente... Pero vosotros humanos,con cerebros esponjosos y flexibles sabéis que digo la verdad. La India ha sido el descubrimiento de mi vida. Y quizás estáis presenciando una transformación única : la primera escolopendra budista.
Como no quiero apabullaros, tomad esta diatriba como un aperitivo, una introducción de lo que voy a contaros. Por hoy ya está bien. Sólo os adelanto que la India es lo más cercano a un hormiguero gigantesco, por eso no me he sentido ni un momento fuera de lugar. Humanos comportándose como una inmensa colonia de insectos. Muy interesante...
lunes, 10 de diciembre de 2012
Dentro de tu cabeza
El cambio es más complejo de lo que imaginé. Y no me he vuelto loca. Bueno, no más de lo que estaba. El caso es que creo, o mas bien, tengo la certeza de que se ha establecido una conexión, un canal de comunicación entre la humana y yo. Que cómo lo sé, os preguntareís. Pues muy fácil.... por los sueños que estoy teniendo últimamente.... O quizás debería lllamarlos visiones. Veo por sus ojos, oigo lo que oye, siento lo que siente... Y todavía no sé si me horroriza o me fascina, o las dos cosas a la vez.
Ocurre cuando caigo en un sueño profundo, casi siempre después de un festín... La primera vez que me ocurrió fué después de mi viaje por algunas de las múltiples dimensiones del universo. Después de una pantagruélica orgía culinaria (por favor no sabía que se podía tener TANTA HAMBRE después de un viaje astral), me sumí en un dulcísimo sueño. Me envolvía una aterciopelada negrura onírica, mullida, silenciosa y cálida. Entonces empecé a escuchar un sonido sordo, muy lejano, como el zumbido de una colmena. Y empecé a ver un minúsculo punto de luz, que se fué agrandando a medida que el sonido se hacía más audible. Y de repente, tenía dos manos con cinco dedos, y sólo dos patas... perdón, piernas... Y estaba enmedio de una multitud de humanos, que caminaban apresurados por un andén de una estación de ferrocarril.
"Si señor, claro, este es el tren que va a Cádiz. Puerta 3 asiento 6A"... !Casi se me para el corazón! ...Era yo, mi voz, lo que estaba escuchando... Veía claramente la estación de Atocha, y a pesar de no haberla visto jamás tan claramente, porque siempre que había acompañado a la humana lo había hecho escondida, la conocía con todo lujo de detalles. Comprendí que tenía acceso a su banco de recuerdos, al enorme archivo de imágenes, datos, sentimientos, conocimientos, vivencias que se alojaban en su cerebro. Toda la realidad que la rodeaba era la mía, y la comprendía tan bien como ella... Era una situación prodigiosa, con innumerables posibilidades para mí... ¿Podría yo influir de alguna manera en las decisiones que tomara la humana?, ¿era ella consciente de que yo estaba en su mente? ¿cuando ella durmiera entraría en la mía? ¿qué pasaría si las dos dormíamos al mismo tiempo?. Sentí un maravilloso vértigo. El mundo se hacía más grande por momentos, a medida que iba entendiendo las implicaciones de lo que me estaba pasando.
De improviso, ella se subió al tren. Me rodeó la fría luz artificial. Veía las cabezas de los viajeros, sentados en sus asientos. Las puertas se cerraron con un pitido intermitente. Y en ese momento, con un sobresalto, desperté. Las dimensiones de mi mundo volvían a estar a mi escala, a ras de suelo. Me sentí algo contrariada, pero sólo un poco. Tenía que esperar. La aventura volvería a comenzar... Hola mundo homínido, soy una escolopendra y a veces estoy entre vosotros...
miércoles, 29 de agosto de 2012
Escolopendra Reloaded
He vuelto, aunque nunca me fuí del todo. Supongo que más de una inocente mosca estaría frotándose sus patitas de satifacción y alivio pensando que por fín había estirado las mías.... Siento decepcionaros, apetitosos enemigos... O mejor dicho, me encanta seguir decepcionándonos, mis queridos odiados. Es otra manera sutil de atormentaros, y ya sabeís que la sutileza me encanta. Vuestra carne adquiere un bouquet inigualable después de mis refinados juegos psicológicos.
Mi ausencia ha sido prolongada, y la razón es que he cambiado de piel. A diferencia de vosotros, primates decadentes, mi proceso de envejecimiento no conlleva arrugas espantosas ni carnes colgantes. Muy por el contrario, los años me dan lustre y esplendor. Me retiro a un escondrijo confortable y allí procedo a cambiar mi dura piel externa, a rasgarla y salir completamente rejuvenecida, un nuevo yo mejorado e intacto...Cuántas mujeres adictas al bótox y los estiramientos matarían por poder recuperar, de verdad,el esplendor físico y no acabar convertidas en inexpresivos clones de muñecas hinchables de sex shops. Lo siento por vosotras, trabajad vuestro karma y la próxima vida volved como miriápodo.
Aunque cuente mi renacimiento con tanta ligereza, no penseís que es llegar, desgarrar la piel, salir y vuelta a empezar. Ni mucho menos. Todo cambio realmente importante en el ciclo eterno de la vida exige esfuerzo, sacrificio y dolor. Es el pago que se nos exige, porque, queridos, la vida no es gratuita. No sé exactamente el tiempo que me ha tomado renacer, aunque hablar de tiempo es una convención inventada por vosotros, y ni realmente me interesa. Sólo sé que cuando me retiré, las plantas amanecían cubiertas de una brillante y crujiente capa de escarcha y ahora las lagartijas, tan aficionadas al sol, huyen de él buscando sombra.
El proceso empezó muy suavemente. Primero una ligera incomodidad por las mañanas, rigidez en mis numerosas articulaciones, lentitud en los movimientos, y sobre todo una sensación interna de vivir sin vivir en mí, como Santa Teresa... Pero lo que realmente me mostró que había llegado el momento de liberarme de mi viejo exoesqueleto fué un dolor indescriptible en el dorso de mi cuerpo al desenrroscarme después de una reparadora siesta. Cuando oí claramente que la piel se me estaba rasgando, a la vez que otro relàmpago de dolor sacudía cada segmento de mi cuerpo, la sabiduría escolopendrina impresa en mi adn supo que empezaba el cambio. Me arrastré como pude. El sufrimiento era tal que apenas podía controlar mi cuerpo. Fuí dejando un reguero de gotitas doradas de veneno tras de mí. Afortunadamente, encontré un tiesto roto con restos de tierra y ahí me desplomé.
Las oleadas de dolor se sucedían. Cuando parecía que el umbral del dolor había llegado a la cúspide, que no era capaz de soportar más porque mi cuerpo se desintegraría, comprobaba que estaba equivocada. La siguiente era mucho peor. Mi nueva carne pugnaba por salir, rompiendo, desgarrando, rasgando, abriéndose paso. Y mis mùsculos tenían vida propia, se movían a su propia voluntad, sin que yo pudiera hacer nada para controlarlos. Había que desechar hasta la última partícula de mi antigua piel, no podía quedar ningún resto que interfiriera con mi nuevo yo.
Por fin terminó todo. A mi lado yacía el caparazón vacío que había sido mi protección durante años. Me pareció minúsculo y frágil, porque mi nuevo cuerpo era mucho más grande y poderoso, aunque me dolía cada milímetro. Pero el cambio no había terminado.
Con infinito cuidado, empecé a mover la cabeza, las mandíbulas, las patas... Todo estaba en su sitio, pero sentía como si estuviera rodeada de una gelatina espesa que ralentizaba mis movimientos. Mi exoesqueleto tenía un precioso color ámbar claro, y estaba blando como la piel de un ratón recién nacido. Agotada, caì dormida. Debía esperar a que la piel se endureciera. Entonces, empecé a soñar...
Sin la barrera de mi armadura natural volví a estar integrada en la intrincada red de la vida, como miriápodo, como ser vivo, como partícula, como energía. Me ví a mi misma, tendida en el tiesto roto. Y ví la casa que comparto con los humanos. Y los ví a ellos. Sin que pudiera resistirme, un torbellino violento me arrastró hasta la humana y me encontré viendo por sus ojos. Estaba cocinando, creo que verduras. Las probò y y para mi sorpresa, las paladeé con ella y pese a mi repugnancia inicial, me encantaron. Pensé que quizás se me estaba abriendo una nueva y más còmoda fuente de alimentaciòn. Oí claramente sus pensamientos, como si fueran míos. El cúmulo de pensamientos, imágenes, sensaciones, me marearon. Sentí un violento tirón y ya no estaba en su cuerpo. Me elevaba no sabía a dónde. Me rodeó la aterciopelada negrura del cielo nocturno. Ví constelaciones, nebulosas, galaxias. Me tragó un agujero negro y aparecí en un mundo donde las escolopendras habíamos conquistado la Tierra. Justo cuando iba a ser coronada como Emperatriz Suprema volví a ser abducida... ¡Maldición!. La corona me sentaba estupendamente.
Me desintegré en átomos, en partículas, me convertí en un haz de luz violeta... Y por fín, regresé a mi resplandenciente nuevo cuerpo.
Resumiendo, humanos, he vuelto... Y más escolopendra que nunca.
martes, 1 de mayo de 2012
Un 28 de Abril
Hoy la escolopendra admira las nubes esponjosas, que se deslizan, perezosas por el cielo recién lavado y se maravilla con la altivez de los chopos, que entonan con el viento antiguas canciones sin palabras .
Hoy la escolopendra piensa en la vida.
Hoy la escolopendra piensa en la muerte.
...Y descubre absolutamente maravillada que es un todo indivisible, una unidad completa y llena de sentido.
Inexplicablemente, la escolopendra deja caer una lágrima ambarina... Sabe que nunca más estará sola.