jueves, 19 de mayo de 2011

Una de las miles de razones por las que adoro ser una escolopendra es que no hay ningúna barrera entre mi cuerpo perfectamente simétrico y la realidad en que vivo. En pocas palabras, que me encanta ir desnuda!!! Salvo contadísimas excepciones en el mundo natural (ahora pienso en los ermitaños